¿Se te ocurre alguna forma de hacer cambiar de color una flor? ¿Y si te digo que puedes hacer que los pétalos de un clavel blanco se vuelvan azules sin ni siquiera tocarlos? ¡Parece magia, pero es ciencia! Y como la buena ciencia es replicable, tú también puedes hacer este experimento en casa. ¡Vamos allá!